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Raquel y Sonia

lunes, 10 de diciembre de 2012

Ampliación de lo anterior



MONASTERIO

Un monasterio es un lugar donde habitan uno, o varios monjes que pueden llegar a formar una congregación religiosa. Los monasterios cristianos son también llamados abadías, (si son regidas por un abad) o prioratos, (si son regidos por un prior). La vida comunitaria  de los monjes dentro de un monasterio se denomina cenobitismo, en contraposición con la vida errática de un ermitaño. La palabra "monasterio", procede del griego monasterion, de la raíz monos ("uno solo") y  también se utiliza para referirse a comunidades de monjes y clérigos de otras religiones.

Arquitectura de los monasterios cristianos
La construcción de un monasterio se compone de diversas partes y estancias que siguen normalmente un mismo esquema con algunas variantes. La estructura arquitectónica debe dar como resultado la autonomía de la comunidad, algo parecido a un pequeño asentamiento donde el monje encuentre todo lo necesario para su existencia sin tener que abandonar el monasterio.

Los monasterios cristianos tenían forma de placa solar con dos rectángulos grandes centrales y al extremo un patio grande ovalado. La iglesia es el edificio principal, y el lugar de oración  de estos religiosos. En torno a ella, se iban alzando las dependencias necesarias para la vida de los monjes cristianos. La iglesia estaba muy bien comunicada con las celdas de los monjes a través del claustro mediante una (o dos) puerta de acceso.

Quizás, el claustro era el segundo elemento más importante del monasterio. En este espacio, estaban distribuidas las estancias de mayor uso para la vida de los monjes. El claustro es de planta cuadrada y en el centro suele haber un pozo. En lo que resta de espacio, solía haber un pequeño jardín con cuatro caminos. Como es cuadrado, el claustro posee 4 alas; cada una de las cuales tiene a su vez un corredor cubierto o galería limitada por arcadas.
En el ala este, muy próxima a la iglesia, se halla casi siempre una pequeña estancia que servía como estudio o biblioteca, independientemente de la gran biblioteca que tenían los monasterios importantes. Este sitio se llamaba armariolum o armarium y en él se depositaban tanto los libros litúrgicos para los actos religiosos de cada día, como los libros de lectura de los monjes. Cuando los monasterios acumularon una buena cantidad de libros y manuscritos, tuvieron necesidad de construir una biblioteca, quedando el armarium como un hueco obsoleto; aunque en algunas ocasiones se utilizó para poner un altar de devoción.
A continuación se hallaba la sala capitular, pieza que se consideraba de gran importancia y que generalmente se construía con rica ornamentación arquitectónica. Era el lugar de reunión de la comunidad, donde se leían los capítulos de la regla de la orden y donde el abad organizaba las distintas tareas a seguir por los monjes. En esta sala era donde se exponían posibles faltas de alguno de ellos para que el superior le reprendiese. Se decía llamar a capítulo.
En el ala sur solía estar el calefactorio, lugar caldeado donde podían ir los monjes de vez en cuando para descansar y entrar en calor. A su lado, el refectorio, que era el comedor y, colindante con él, la cocina.
El ala oeste se solía llamar de “legos” o de conversos y tenía el callejón también de legos y la cilla con la bodega. Las celdas de los monjes o el gran dormitorio común (depende de la época y de las distintas órdenes) estaban en el piso superior.
 A esta estructura fundamental se añadía la parte del scriptorium, el huerto, la enfermería, el locutorio y a veces, establos, lagares, molinos, talleres, etc. Cabe decir asimismo, que el cementerio se encontraba siempre en el terreno monacal.

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