El arte barroco en sus más amplias manifestaciones artísticas es un fenómeno complejo de índole social, político y religioso.
El barroco es la continuación al manierismo italiano que prevalece durante la primera mitad del siglo XVI. Si el manierismo comienza a usar los cánones clásicos con artificiosidad, el barroco que le sucede abandona la serenidad clásica para expresar un mundo en movimiento y agitación de los sentidos. Por tanto, la tendencia del barroco es a la exageración y la ostentación.
La religión determinó muchos aspectos de arte barroco. La iglesia católica romana era un patrocinador muy influyente, y su Reforma del Contador, un movimiento para combatir el cobertor de Protestantismo, arte emocional, realista, y dramático empleado como un medios de propagar la fe. La simplicidad buscada por Protestantismo en países como los Países Bajos y Alemania norteña explican la severidad de los estilos arquitectónicos igualmente en esas áreas.
El catolisismo sobre todo, en este punto fue donde se fundamento aún más esta religión en su majestuosidad frente a la infraestructura, y además de esta se creó el protestantismo, iglesia luterana, que fue la que vino a contrarestar el catolisismo.
Las situaciones políticas también influyeron en arte. Las monarquías absolutas de Francia y España incitaron la creación de trabajos que reflejaron en su tamaño y esplendor de la majestad de sus reyes, Louis XIV y Philip IV.
EN LA RELIGIÓN
La expresión artística barroca se caracteriza por sus formas atractivas y su temática exclusivamente religiosa. En estas obras se crean ilusiones de espacio, contrastes de color, de luz y sombra, y diversos artificios visuales que atrapan la mirada y la sensibilidad del espectador. Dentro de la arquitectura se destaca Lorenzo Bernini y en la pintura la obra de el Caravaggio y de Rubens.
Para Argan, el Barroco fue una revolución cultural en nombre de la ideología católica. La Iglesia de Roma para ser un medio de propaganda al servicio de la causa católica, y en el Concilio de Trento se habla de que el artista debe instruir y confirmar al pueblo, recordándole los artículos de la fe, excitándole a adorar y aun a amar a Dios. Para cumplir esta misión, el arte debía poseer fuerza de atracción sobre os sentidos y poder de penetración en el espíritu, es decir, debía ser seductor y didáctico para mostrar el camino de salvación.
El arte barroco, principalmente en pintura y escultura, tuvo como función difundir el credo católico entre la gente común. Su intención fue introducir al fiel a los misterios de la fe a través de los sentidos y mostrarle la gloria celestial a la cual podía aspirar.
A partir del Concilio de Trento, se multiplicaron las "Anunciaciones", "Nacimientos", "Ascensiones" y muchas otras escenas bíblicas que reforzaban la ortodoxia y despertaban la devoción popular. El objetivo: expandir la Fe, atraer e impresionar a los creyentes, emocionar y conmover. Todo ello en un marco de lujo y teatralidad.
El triunfo de este estilo artístico dominó buena parte del siglo XVI y se extendió por los países católicos europeos, así como por el Nuevo Mundo porque España, el país católico más poderoso y más fervientemente religioso, acogió de inmediato el estilo barroco y lo llevó a sus colonias americanas.
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